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Microbiota Intestinal y Disbiosis

9 de septiembre, 2025

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La microbiota intestinal es un órgano que, hasta el momento, ha sido ignorado pero es vital en nuestra salud física y mental.

Este conjunto de microorganismos, principalmente bacterias, virus y hongos, viven en nuestro aparato digestivo y sus funciones son clave en nuestro cuerpo. Es un órgano que no vemos ni sentimos directamente, pero su equilibrio, o la falta de este, puede influir en todo, desde la digestión y el sistema inmunológico hasta en el estado de ánimo, el peso y el riesgo de enfermedades crónicas.

1. ¿Qué es la microbiota?

La microbiota intestinal es un ecosistema formado por todos los microorganismos del intestino, especialmente en el colon. Se estima que hay más de 40 billones de bacterias en nuestro cuerpo que pueden llegar a pesar entre 1 y 2 kilos. Tenemos más bacterias en nuestro organismo que células (30 billones), la mayoría de ellas beneficiosas.

En general, las bacterias beneficiosas o “buenas” se multiplican con frecuencia dejando poco espacio a las bacterias nocivas o “malas”. Sin la microbiota intestinal sería muy difícil sobrevivir, por la cantidad de funciones clave para el organismo que realizan.

Cada persona tiene una composición distinta de microbiota, que se forma desde que nacemos y se va alterando con nuestra alimentación, el estilo de vida que llevamos, el uso de fármacos y otros factores ambientales.

La microbiota intestinal y el sistema inmunitario

2. ¿Qué pasa si hay un desequilibrio?

Cuando las llamadas bacterias buenas disminuyen y las malas aumentan, se produce una disbiosis.

Esta complicación está relacionada con distintas enfermedades cómo:

  • La enfermedad inflamatoria intestinal (EII): enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
  • Síndrome del intestino irritable (SII).
  • Obesidad.
  • Diabetes tipo 2.
  • Trastornos cardiovasculares.
  • Depresión y ansiedad.

Un ejemplo es la producción de sustancia TMAO (óxido-N- de trimetilalanina), producida por ciertos microorganismos al ingerir carne roja o huevos. El exceso de esta sustancia puede afectar a la acumulación de colesterol en las arterias, aumentando así el riesgo de infarto y enfermedad renal crónica.

3. ¿Cómo de unidos están el intestino y el cerebro?

Puede parecer que, al tener funciones distintas, el intestino y el cerebro no tengan ningún tipo de relación más allá de la transmisión de órdenes e información, pero no es así. Ambos órganos están unidos por millones de neuronas a través del eje intestino-cerebro.

La microbiota, además de en la digestión, también influye en la producción de neurotransmisores como la dopamina o la serotonina, vital para la regulación del ánimo y del sueño. Es más, hasta el 90% de la serotonina se produce en el intestino.

También se cree existe una conexión entre el intestino y la memoria y las habilidades cognitivas, de ahí que reciba también el nombre de ‘segundo cerebro’.

Diversas investigaciones han encontrado diferencias en la microbiota de personas con ansiedad, depresión, dolor crónico o autismo en comparación con personas mentalmente sanas. Además, algunos probióticos pueden ser beneficiosos en la reducción de síntomas depresivos leves.


Relación entre intestino y cerebro

4. La relación de la microbiota con el sistema inmune

El sistema inmune y la microbiota están en constante comunicación. Una microbiota sana además de reforzar la barrera intestinal, educa al sistema inmunológico para que actúe correctamente.

In the case of dysbiosis, uncontrolled inflammations can occur, such as those that occur in autoimmune diseases. An imbalanced microbiota produces gas and chemicals that contribute to intestinal discomfort but can also increase the risk of leaky gut, allowing toxins into the bloodstream and triggering systemic inflammation.

5. Alimentos y probióticos para mejorar la microbiota

Existen formas naturales (y efectivas) para restaurar el equilibrio de las bacterias intestinales:

  • Con una dieta rica en fibra: donde predominen las legumbres, frutas, verduras, avena y semillas, que alimentan a las bacterias “buenas”; y la fibra fermentable, que produce ácidos grasos que protegen la mucosa intestinal, previenen la ganancia de peso, la diabetes y el riesgo de enfermedades de corazón o cáncer.
  • Los alimentos fermentados: kéfir, yogur, miso, kimchi… ya que aportan probióticos naturales.
  • Prebióticos: el alimento de los probióticos y están en el ajo, la cebolla, el plátano, el puerro, los espárragos, las alcachofas, la soja, él trigo integral y en general, los cereales integrales.
  • Simbióticos: es la combinación de probióticos e prebióticos.
  • Tomar dietas ricas en plantas o/y en polifenoles.
  • Reducir el estrés y dormir bien.
  • Realizar ejercicio físico moderado.
  • Tomar fármacos como antibióticos, inhibidores de la bomba de protones o antinflamatorios sólo cuando sea necesario.

Alimentos saludables para la microbiota

Los probióticos son suplementos con bacterias vivas “buenas”. No todos funcionan igual, pero la mayoría han mostrado ser beneficiosos para mejorar los síntomas del colon irritable, reducir la inflamación intestinal, fortalecer el sistema inmune (incluso aliviando los síntomas de la alergia o de la intolerancia a la lactosa) y prevenir diarreas tras el uso de antibióticos. Al tener cada persona una microbiota diferente, su efecto no es el mismo para todo el mundo.

En definitiva, para mejorar nuestra energía, nuestro sistema inmune, nuestra piel… es importante hacer caso a nuestro intestino.

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